La dama viajera, del callejón de Santa Inés
Leyenda de México. Corría los años 1789. La dama sostuvo con las manos la compuerta para que no abriera y entrara el agua de la laguna y se inundara el lugar. la señora distinguida con ropa negra y aplicaciones de plata era seguida por
Leyenda: La calle del duende.
Leyenda de Morelia Michoacán. Un callejón solitario que solo pasaban los vecinos. Situado de norte a sur se comunica la antigua calle Real, inmediato la Calle Nacional hoy avenida Madero Oriente. Un usurero tenía una hermosa hija que
El callejón del tesoro su leyenda
Leyenda de Aguascalientes. Los curas salían a la calle a rezar y echar agua bendita. En las noches transitaba el carro de Satanas. Dos briosos caballos blancos jalaban un carruaje guiado por un espectro vestido de blanco haciendo mucho
El callejón del diablo su leyenda
Leyenda de Campeche. Hace muchísimos años existía, lo que hoy es el centro de Campeche, una angosta calle conocida como el “Callejón del diablo” este empezaba en el despoblado de “San Martin” y sale en la “Zanja”, un
Leyenda el rostro en la piedras.
Leyenda de Isamal Yucatán. A un lado de la entrada de la cueva de Kinich Kakmó (pirámide) se ve una cara formada de rocas pero lo peculiar es que no siempre se ve ese rostro, en una ocasión unas personas le tomaron fotos a ese rostro
La banda del carro rojo. (leyenda urbana)
Leyenda Urbana. En la carretera Cuernavaca-México cerca de Tres Marías, aparece un automóvil rojo deportivo, varias mujeres muy bellas con poca ropa mostrando todos sus atributos, que seducen a los hombres invitándolos una noche
La esquina del degollado leyenda
Leyenda de México. Cerca del Bosque de Chapultepec, a principios del XVII, en la esquina de Pila Seca fue escenario de un crimen vil, por un hombre despiadado que después recibiría su castigo, los vecinos del lugar sufrieron las
Bailando con el diablo tremendo galán
Leyenda de Monterrey. En la antigua calle del Colegio de Niñas, hoy Abasolo vivía una hermosa chica que sentía una gran alegría por la vida. Entre los que más le gustaba era el baile. No había pachanga que se perdiera, pues la