Un Gran Pecado, se enamoró del jardinero

(15 2012) Leyenda de México. Su única hija estaba muy triste, dejó de comer, se estaba secando, todos los medicos la auscultaron según no sabian que enfermedad era, pero que se moría, se moría, le llevaron un sacerdote para que se confesara, ella se negó, otro cura la convenció para que de su testimonio y ella dijo;"que todas las noches el demonio la poseía". 

Era el siglo XVIII cuando el virrey y su esposa estaban angustiados debido a que Berenice su hija andaba triste; su rostro pálido, su cabello rubio ahora se confundían con canas, sus ojos azules expresaban cansancio. Berenice ya no sonreía, no paseaba , no comía y horas enteras con la vista detrás de la ventana de su cuarto que daba al jardín del Palacio Real.

Los padres llamaron al medico de la cámara de los Virreyes y a los doctores del Real Protomedicato pero ninguno daba con la extraña enfermedad. Su única distracción era leer a escondidas un libro que le había prestado una anciana camarera española que era del servicio del Palacio Real. El libro se llamaba Dorotea a Berenice le gustaba algunos pasajes, lo aprendió de memoria: -¡Ay infeliz de mi! ¿Para que vivo? Para que conservar la triste vida que se ha dado a esclava, ¿Cual mujer de mis años la pasa con tantos sobresaltos y desdichas? ¿Que fin me promete tan desigual locura?

Una anómala dolencia

El médico iba más seguido a ver a Berenice, la revisaban bien y seguía mal, tenía delirios, mucha sed, nadie sabía que afección era. Que Tuberculosis, Tiricia, decían los medicos de seguir así, se moría. Los padres llamaron al clérigo para que converse con ella, la muchacha no quería revelarse. Pasaron los meses, Berenice más triste, más flaca y seca, otro presbítero la vio, la convenció de que declare sus cosas y lo que dijo, hizo temblar a todos, al eclesiástico, al Virrey, a la servidumbre. - Que en las noches Satanas la poseía-. Todos los que lo escuharon corrieron la noticia por toda la población "Que la hija del Virrey tenía relaciones a diario con Satanas"

Despues de su confesión, desaparecieron las canas, sus ojos azules se pusieron vivarachos. El preste absolvió a Berenice de su gran pecado. Y como todos los varones supieron de los queveres con Satan, con Berenice pintaron su raya. Meses despues se casó Berenice con el jardinero, Juanillo, un negro hijo de un esclavo negro.

Autor: Elsy Alonzo

Aficionada a la lectura y escritura en especial a temas de leyendas.

Fuentes de información

1. www.periodistadigital.com

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