Venus: Nació de la espuma del mar
Mitología Romana. Diosa de los placeres, esposa de Vulcano, de los dioses el más esperpento. Dueña de la gracia, del amor, de las risas, es madre de Priapo y Eneas. Su imagen siempre desnuda con una manzana en la mano, su carruaje una
Ixchel e Itzamná: El dios Sol Y la diosa Luna
Mitología Maya. Cuando los dioses eran mortales, llegó un extraño joven que se impactó con la belleza de Ixchel y a traición mata a Itzamná. La pasión de ellos era tan fuerte que se creó el Sol y la Luna. En un pueblo de Quintana
Las Cataratas de Iguazú y la Diosa Boi
Leyenda de Brasil. Que hace muchísimos años en el río Iguazú vivía una serpiente llamada Boi, este reptil convirtió a Taroba en un árbol clavado sobre la catarata y la caída estaba formada por la cabellera de Naipí. Se cuenta,
El Tabaco: Un obsequio de los dioses
Mitología de Nayarit México. Los dioses se reunieron, no estaban conformes con lo que existía en la tierra querían satisfacer algunas necesidades de los hombres. Los tabasimoas coras, ancianos de la tribu buscaban en las hojas de los
Diosa Mujer Cambiante (Luna)
Mitología de los Navajos. Pueblo autóctono de Arizona, Estados Unidos. Una diosa, la luna es conocida cómo la Mujer cambiante o Asdzáá nádleehé. Es capaz de convertirse a cada determinado tiempo. En el invierno envejece parece una
La Calle de las Tres Cruces: Fue por un amor imposible
Leyenda de Zacatecas. La casa de Don Diego de Gallinar era imponente, con sus tres pisos, junto a casas humildes a sus lados. Don Diego era tío y tutor de su sobrina una muchacha joven y bonita, ella era Beatriz Moncada acababa de salir
Leyenda La Carbonera de Chuburná Puerto
Leyenda de Chuburná Puerto Yucatán. Desde alta amar, por las noches, algunos pescadores cuentan que ven a lo lejos grupos de incendios, en los terrenos de la carbonera. Y en la playa se ven como fogatas y gente a los lejos. Se
La Silla del Cementerio y El Gua gua Auca
Leyenda de Ecuador. Los guardias del panteón, fueron testigos de las visitas del enamorado. Decidieron colocar su silla en su tumba. El idilio de amor que tuvieron Josef y Elizabeth fue verdadero. Dos extranjeros y su repentino