El Cadejo de ojos y cuernos rojos

(27 jun 2012) Leyenda de México. Un hombre con magia era el cadejo. Un horripilante animal y tenebroso se arrojó al hombre y se revolcaron en el suelo. Pongan al revés sus ropas y orinen sus cinchos, es la forma de salvarse del cadejo. Suplicaba piedad para que no le sigan pegando. El cadejo tenía la costumbre de atacar y perseguir a borrachos y malos maridos. Para salvarse, tenían que escupir en su mano y ofrecérsela al animal. Es una narrativa del Folclor de Mesoamérica. Es un perro enorme fantasmal de ojos brillantes, que arrastra cadenas y en las noches aoarece en sitios solitarios para cuidar o atormentar trasnochadores.  

Don Manuel era dueño de un rancho en que se elaboraba queso y clandestinamente se hacía licor de caña, los trabajadores dieron el comienzo a la trituración del corte de la temporada de zafra. Los trabajadores exhaustos, se fueron a descansar; todos roncaban por el cansancio en sus hamacas de mecate coloradas, todo era quietud y tranquilidad.

El reloj dio las doce de las noche  y pasó algo increíble, de lo más oscuro y tenebroso de la noche, llegó un horroroso animal que inmediato se arrojó sobre el trabajador que estaba más lejos que dormía plácidamente, parecía un lobo salvaje, el hocico abierto veías relámpagos de luz, sus ojos llamaradas que enrojecían la noche, el trabajador abrió los ojos y antes de gritar su garganta se ahogó, el animal feroz lo derribó se le echó encima, los dos se revolcaban en el suelo; por la lucha se despertaron los demás, horrorizados empezaron a gritar, ¡Es el cadejo! ¡Es el cadejo! ¡Pongan al revés sus ropas y orinen sus cinchos, pronto, que se los come, que los mata!

Rostros con miedo en la oscuridad

Los rostros desencajados, en medio de la oscuridad se aproximaron con sus cinturones golpeaban con furia al animal. La bestia se hallaba a merced de sus captores y empezó a operar una metamorfosis poco a poco se transformo en un ser humano, suplicaba piedad, - ya no me peguen muchachos; soy Jacinto, por favor no me peguen ¡perdón , perdón!.

Sorprendidos, y enojados, las suplicas y el llanto de Jacinto, se calmaron los verdugos. Un hombre muy molesto grito; ¡estúpido te pasa por andarte haciendo ser el cadejo, lo que te deja la magia negra!. El pueblo se enteró y cayó en desprestigio; ni siquiera el podía explicarse esa transformación que tuvo.

Cuenta la leyenda, que el cadejo era un feroz animal con cuernos y ojos rojos que acostumbraba a perseguir a los borrachos. Otras  versiones, que fue un joven maldecido por su progenitor, que volvió como un alma en pena con la figura del cadejo que parece un perro de gran tamaño cubierto de cadenas, a su paso deja un olor de putrefacción, se dice, que cuando este cerca el cadejo, hay que dar un escupitajo en nuestra palma de mano y dársela que con eso se aleja.

Es una leyenda rural de México y Centroamérica. El cadejo en los pueblos mayas y nahuas, los mitos sobre los chamanes, toman la forma de animales para ejercer funciones religiosas y funerarias. La leyenda es producto del mestizaje, es la creencia que se supone que todo humano posee un animal de compañía. Se dice, que el pensamiento religioso, expresa que el hombre tiene un angel guadían que lo protege. Que hay cadejo blanco que protege y el negro que es diabólico.

Yyyy ya. 

Autor: Elsy Alonzo

Aficionada a la lectura y escritura en especial a temas de leyendas.

Fuentes de información

1. www.hdfondos.eu

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