La esquina del perro que se enfrentó con el demonio

(05 2015) Leyenda de Campeche. Los ladridos del perro y los rugidos de una bestía se escuchaban dentro de la habitación de la niña. La esquina del perro, se encuentra en la calle 16 x 43 antes Argentina. La construcción tiene teja francesa que era traída como lastre desde Europa. Se dice, la otra noche paso algo increible, el jefe de la casa se levantó rápido de su cama agarro la escopeta y corriendo se dirigió al cuarto de su hija, rugidos y ladridos se oían adentro.

Don Tristán Villanueva un hereje, que vino a vivir a la Nueva España en el siglo XVI, sentía desprecio a la religión católica y se preciaba como libre pensador. Don Tristán vivía en su finca, con su esposa Eugenia y Ofelia su única hija. Era un terror que alimentaba este señor contra la iglesia, a pesar de la pena que le causaba a su esposa por su hija que no había bautizado. Ofelia de 3 años era una niña inteligente, aun en su corta edad complacía a sus padres. Marqués un perro de aspecto feroz ella siempre conversaba con él.

Una noche, mientras dormían en la finca los esposos despertaron por los ladridos del perro, Don Tristán pensando que era un bandido agarró su escopeta y salió, vio un cuadrúpedo que corría veloz hacía el monte y dedujo que los ladridos era por ver otro perro.

La otra noche sucedió algo increíble

Después de la media noche, Don Tristán gracias a que siempre estaba listo a cualquier peligro, se incorporaba rápido de su cama, empezó a ladrar Marqués y el señor creyó oír unos rugidos de una fiera, después lo escuchaba en el interior de la mansión, ladridos y rugidos que venían del cuarto de la niña.

Entran los padres, su hija escondida en su cuarto y lo que vieron, no lo creían, era una bestia monstruosa, ojos de fuego llenos de maldad, de figura indescriptible, el horrible ente le salía sangre de las dentelladas que le hacía Marqués, en cada ataque el perro recibía manotazos con garras, lo tiraba hacía el suelo y muros tenía un vigor sobrenatural que se levantaba a seguir atacando al engendro, cuando grito la mamá ¡Dios mío! Estas palabras que dijo Eugenia fueron mágicas, la bestia huyó del lugar.

Don Tristán cambió su manera de pensar sobre la fe cristiana y lamentó mucho la muerte de Marqués no aguantó las heridas. Por haber defendido a su hija, mandó a construir unas estatuas de Marqués una en actitud vigilante la otra dócil las puso sobre el tejado de su casa.

Yyy ya.

Autor: Elsy Alonzo

Aficionada a la lectura y escritura en especial a temas de leyendas.

Fuentes de información

1. www.taringa.net

¿Te ha gustado? ¡Comparte!

Publicaciones relacionadas