La Casa de Aramberri es terrorífica

(27 2025) Leyenda de Nuevo León. Por las noches los caminantes “pies para que los quiero”corren despavoridos al oír gritos y lamentos.—Ahhhhhhhhh—Ahhhhhhhhhh.

Los antiguos marcos de las ventanas, empolvados de tierra dejan ver en el interior de la vivienda, figuras fantasmales. Es mucha le excitación por esta historia que algunos simplemente pasan para ver algo que todos cuentan. Se dice, que en esa casa de la calle Silvestre Aramberri, #1026, Col Centro de Monterrey, Nuevo León pasó lo siguiente. 

Era el 5 de Abril de 1933, la ciudad despierta con la noticia de que Florencia Montemayor y Antonia Lozano madre e hija, habían perdido la vida de forma brutal con la finalidad de ser despojadas de sus joyas, monedas de oro y plata.

Las mujeres fueron asesinadas, una de ellas violentada ante los ojos de sus familiares. Sin duda un crimen de esa magnitud que dejó a muchos asombrados en esa época.

No se tenía ninguna pista de quién o cómo había sucedido, hasta que un día un niño que había visto y oído todo, puso un camino con pintura roja desde la puerta de Aramberri, hasta la puerta de la carnicería. Sí, los malos fueron los carniceros, en complicidad con alguien más cercanos a las occisas. 

Cuando las autoridades, agarraron a los carniceros ellos negaron los hechosculpando a los parientes de la familia asesinada, Fernando y Heliodoro quienes confesaron su crimen diciendo que los carniceros tuvieron mucha participación, ya que uno de ellos violó a su prima y el móvil del robo fue el robo de las monedas. Las autoridades determinaron que los carniceros habían matado a las mujeres por los cortes de ambas era de manera impresionante, sus cabezas estaban pegadas al tronco apenas por un poco piel. Concluyeron que los cortes habían sido por personas que sabían lo que estaban haciendo. No hubo modo que negaran los hechos. Se cuenta, que a estas personas se le dio la “Ley Fuga”, que consiste en hacer que corran y disparales por la espalda. Los llevaron a un tramo de la calle Zuazua donde no había gente, y ahí mismo se le aplicó la ley, además se les ajustició con tiros en la cabeza. Después fueron exhibidos en la calle de Juan Ignacio Ramón a modo de ejemplo, para que las personas de la ciudad pensaran dos veces antes de cometer un asesinato.

Las cosas no volvieron ser las mismas en esa casa. El domicilio #1026 Aranberry todavía se guarda los gritos y lamentos de la mujer que a media noche se escucha— ¡No me mates, Gabriel!— 

Hasta la fecha su alma no descansa en paz.

Autor: Elsy Alonzo

Aficionada a la lectura y escritura en especial a temas de leyendas.

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