(11 2023) Leyenda de Lampazos, Nuevo León. Se llenó de enigmas desde el año 1900. Se dice que desde esa fecha suceden muchas manifestaciones sobrenaturales, ven sombras humanoides que seguían a los trasnochadores que regresaban tarde a su domicilio. Oían risas macabras que irrumpían el silencio de la noche. Los viejos decían saber la razón de esos fenómenos y contaban esta historia.
En la esquina, de las calles de Mina y Allende, era la casa de don Santiago Gonzales Anaya, dicho domicilio fue prestada al padre García, párroco muy querido por el lugar. Se supo mover y recibía generosos, donativos, diezmos y regalos. Fue tanto lo que le daban que las colectas superaban las necesidades y guardo enterrando gran cantidad de monedas de oro y plata por algún lugar del predio.
Pero el sacerdote lo cambiaron de lugar y la muerte de repente se lo llevó, antes de volver a buscar lo que había enterrado y era un lugar secreto, quedando esa fortuna perdida. En ese entonces empezó la leyenda que los espíritus rondan alrededor de ese tesoro, hasta que sea rescatado. De esta historia popular se cuenta que la señorita María de la Luz Ortíz decía que su hermano Rafael era aterrorizado por blanco espantajo, que desde un árbol en las cercanías al Puente Colorado lo llamaba una voz cavernosa. El chamaco salió como chiflido y llegó muerto de miedo hasta la casa de su hermana. Ella lo tranquilizó, parecía que lo demás ya sería olvidado.
Dias después del susto, pensó que mejor tendría una pistola para librarse del mal, Rafael era parrandero volvió a las andadas de noche yendo en busca de amigas. Pasaba ya la media noche y llegó a una cantina de nombre El Fogonazo a seguir la juerga. Ya bien tomado salió decidido a pasar por aquella calle que lo asustaron que le decía la calle del espanto. Tal como lo esperaba al pasar oyó la voz profunda e inhumana que arrastraba las letras de su nombre ¡RAFAEL! ¡RAFAEL!. Con los pelos parados de miedo decidió enfrentar aquella voz de ultratumba. Rafael se acerco al espectro que se mecía en una rama de un árbol, echó un balazo al aire y le preguntó quién era y que se identificara. El ente bajó despacio del árbol y se acercó macabro y lento a Rafael. De repente cayó una sabana blanca dando una inesperada revelación. El ánima salió, se cuenta qué espantado con un plomo en las costillas y ya ni de la sabana que llevaba se acordó.
Después de este sainete siguió el misterio de la casa generando historias entre la población. Don Jesus, un alcalde de aquella época, mandó hacer frente a esta casa, una zanja de un metro de ancho y tres de hondo y treinta de largo por toda la orilla de la banqueta. El pueblo decía que lo que buscaba era otra cosa. Por esa razón a lo largo de los años hicieron hoyancos y pozos fueron apareciendo por cuartos, patios y paredes, sin encontrar nada.
En el año 1970 se dio el desenlace de esta historia. Se hacían las obras de la carretera a Colombia al arrancar de cuajo un gran árbol por los linderos de la casa ya en ruinas, el brillo de unas monedas, se detuvo la máquina. En el lugar quedó un jarrón grande quebrado y tres trabajadores desaparecieron del pueblo para nunca volver. Con las monedas se fueron y se acabaron los fantasmas de esa zona. La casa quedó en ruinas pero por generaciones se cuenta está leyenda el tesoro del padre García.
Aficionada a la lectura y escritura en especial a temas de leyendas.