La Vampira de Mérida trabajaba como enfermera
Leyenda de Yucatán. Esto pasó hace como cien años casi en el centro de Mérida en la 73 x 42, mi abuelita nos relataba que a la vuelta de la casa vivía una mujer que no salía mucho de su vivienda. Ella era demasiada blanca con los
La calle de los perros: Devorada por sus canes
Leyenda de Zacatecas. A Doña Nicolaza Rojas, la gente le decía, “Doña Cajón de Reales”. Se presumía que estaba reuniendo dinero para mantener a sus animalitos. Siempre decía, apenas tengo un cajón chico de reales. Su casa tenía
La Serpiente Petrificada puede cobrar vida
Leyenda de Zacatecas. La gigantesca serpiente se puede ver desde cual quier sitio. Que despierte o siga petrificada depende del comportamiento de los pobladores. La ciudad de Fresnillo fue llamada Ojo de Agua del Fresnillo. En sus calles
Diez, Leyendas de Tamaulipas
La niña el chico y el señor con cuernos, está ocurrió en la central camionera. La Mujer Vampiro, en ciudad Madero. La Bruja, que vive en el kiosco del parque. El Fantasma de Hernán Cortés, un espectro con armadura ronda por los
Los niños llorones, que les pusieron los pelos de punta a los reos y custodios
Leyenda de Mérida Yucatán. En la Av. Itzaes se ubica la ex-penitenciaria, los criminales peligrosos fueron huéspedes de ese lugar, vieron y sufrieron las apariciones de espectros infantiles, de niños llorando caminando en busca de sus
La Tishanila o Tisuga mujer sobrenatural que enloquece
Leyenda de Chiapas, Cultura Zoque. Un ente sobrenatural (Zoque) considerado como una mujer mala, también se lo conoce como “La Tisigua” en otras regiones. Este fantasma se encuentra en los senderos o en las pozas de los ríos, con un
Celtas: Su pueblo guerrero y dioses
Mitología Celta. Sus dioses, Breogán, Morrigán, Brigantia, Lugh, Belatus, Toutatis, Cernunos. Amerohin fue según la leyenda, el primer poeta de Irlanda, con sus cantos logró alejar la tormenta que impedía la conquista de la isla.
La mesa maldita de la iglesia Parinacota
Leyenda de Chile. La muerte paseó incontable veces por las calles de Parinacota. Un aire helado enfriaba los muros del pueblo. No había nada que hacer. Aquella mesa endemoniada se arrastraba por las noches aterrorizando a los lugareños