El Charro Negro (un muerto montado a caballo)
Leyenda de Querétaro. Se cuenta que este personaje atemorizó a los habitantes de un pueblo llamado Bernal. Una mañana don Esteban se encontraba en un corral contando sus vacas que recién había comprado, cuando llegó su caporal y tres
Mira mis dientitos (terror)
Leyenda de Guanajuato, México. Se cuenta que se aparece en noches de luna llena una bestia que toma la forma de un bebé. Una noche de luna llena, el señor Castañeda venia de su rancho a caballo, cuando por unos matorrales escucho
Un duende y un perro en el Convento de Santo Domingo
Leyenda de México. Estos sucesos pasó en la iglesia del Convento de Santo Domingo, que le dio nombre a la plaza. El fraile que atiende el templo era Fray Hernando de Ojeda, modelo de austeridad y sencillez. Repasa un abultado cartapacio
Leyenda de Nachito del Panteón de Belén
Leyenda de Guadalajara. Desde el día que llegó al cementerio su ataúd salía de su tumba porque el niño cuando vivía y ahora que está muerto sigue teníendo miedo a la oscuridad, el enterrador lo reporto a las autoridades y a sus
El Charro Negro maldito. (terror)
Leyenda de México. Se dice, que cuando veas al Charro Negro no le hagas caso, tú sigue trabajando, si se te acerca, a unos cinco metros y te habla por tu nombre. En la selva muy lejos de un pueblo, donde se cortan los árboles para sacar
Las Dos Hermanas Casquivanas y Malditas
Leyenda de México. Esto pasó a finales del Siglo XVII en una rica casona de la calle Espíritu Santo, hoy Isabel la Católica Ahí vivían las hermanas Simona y Juana Cedillo nativas de Andalucía España. Muy hermosas como casquivanas,
El toro negro con ojos de infierno
Leyenda de Nuevo León. Una de las historias más conocidas de la población de Lampazos es una tremenda aparición. Era el año 1917, doña Prudencia se retiró a su habitación para dar Gracias a dios por un día más, ya sumaba los
Bailando con el diablo tremendo galán
Leyenda de Monterrey. En la antigua calle del Colegio de Niñas, hoy Abasolo vivía una hermosa chica que sentía una gran alegría por la vida. Entre los que más le gustaba era el baile. No había pachanga que se perdiera, pues la