La casa de la Obra Pía de Cuba

(22 2018) Leyenda de Cuba. Una obra de humanidad, que fue peculiar de su tipo en Cuba, dio nombre, por su fama esta casa y a una populosa calle en el corazón de la Habana. El último sorteo, se festejó en el año 1948, que la dote daba cada año a cinco mozas huérfanas en el momento que van al altar. Una institución caritativa de 300 años de obra piadosa. Esa costumbre se inició en 1669, fue el deseo testamentario del dueño de la casa, el Capitán Don Martín Calvo de la Puerta y Arrieta, quien dejó por escrito que la casa se dictaminara el Patronato de la Obra Pía.

Dejó, un arca de 100,000 pesos, que la única labor de caridad de esa clase, en Cuba, ordenó que se disponga que el 5% que se obtuviera del alquiler de la casa, se dotase cada año a cinco jovencitas huérfanas de modo que no llegaran sin dinero a su boda. Cuando murió Martín Calvo, ese deseo hizo que se cumpliera, su cuñado Don Nicolás de Castellón y Sánchez Pereira primer director de la Obra Pía que estableció normas severas para su funcionamiento.

Esa obra caritativa duro 300 años

Fue tan famosa, que su calle fue muy conocida en la Habana, en la vida populosa del muelle y la multitud de tiendas comerciales que se abrieron alrededor de la calle, hicieron sitios frecuentados. Se dice, que se construyó la casa 1648, en ese año la compró Don Martín Calvo a María León viuda de Francisco Núñez Milián que se supone que este la mandó hacer para ella y seguro que era de España. Solo los pudientes vivían en esta isla, para esa época, todos eran llegados de la madre patria. La estructura del inmueble, los soleados patios interiores y jardines son del uso de la región andaluza de España. La forma y antigüedad de la que sería la Casa de la Obra Pía, se convirtió en modelo patrimonial de vida domestica cubana de esos años. En 1960 se iniciaron trabajos arqueológicos en esa casona y encontraron muros pintados repletos de sucesos de esa época y bellos paisajes, que los investigadores atribuyen al pintor Juan Francisco Manzano, que por mucho tiempo fue esclavo y se cuenta que visitaba la casa.

Haciendo esquina con los Mercaderes, hoy museo que se recrea la vida de las familias pudientes cubanas de la Época de la Colonia. No hay memoria, de la identidad de tantas chicas que hallaron en el sorteo, un alivio a su orfandad para no llegar desprovistas a su boda. Se cuenta, lo más seguro que no fue dictado por la humildad del corazón esta obra, sino por la necesidad de reconocimiento y posición social.

Yyy ya.   

Autor: Elsy Alonzo

Aficionada a la lectura y escritura en especial a temas de leyendas.

Fuentes de información

1. www.visitarcuba.org

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