El cementerio maldito de Bachelors Grove
Leyenda de Chicago, EU. Es un dejado y chico panteón en el área urbana de Chicago. Es famoso por sus avistamientos fantasmales y leyendas encantadas. Se cuenta, que solo se enterraban hombres. Han visto un caballo emerger de la tierra
Una noche en el cementerio: El profanador de tumbas
Leyenda de México. Era el Siglo XVIII, que ahora forman las esquinas las calles de Santa María y Pedro Moreno. En ese lugar estaba la cantina de "El ciervo de oro", famosa por ser lugar de delincuentes. Ningún alguacil se atrevió a
El sombrerón: la muerte en espectro
Leyenda de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Que muy en la madrugada pasaba una carreta jalada por dos caballos, dirigida por un hombre joven que siempre tiene puesto un gran sombrero de paja; se decía que cuando él pasaba, alguna muchacha
El ahorcado del panteón de Hocabá
Leyenda de Yucatán. Los pobladores, aseguran a ver visto a un hombre colgado en un árbol que está dentro del panteón, enseguida lo reportan a las autoridades, cuando llegan no hay nadie. Se dice, que los ahorcados están condenados a
Agustina La Llorona, un espectro de terror
Leyenda de Zacatecas. Cuando llega la tarde-noche todo el vecindario que está cerca del Cerro de Proaño, aligeran por llegar a sus casas. Nadie quería estar en las calles de Fresnillo al caer la noche, pero al mismo tiempo pocos se
La Tumba, encadenada para que los restos no salieran
Leyenda de Sinaloa. Los enterraron en la misma caja y los sepultaron. Pero al día siguiente aparecían los cuerpos tirados en la calle, lejos del panteón, alguien sacaba los restos para que no descansaran en paz. Era el año 1890, en
Los antropófagos Xiximes y El Túnel que salían ánimas
Leyenda De Sinaloa. Los xiximes un pueblo indígena de México ya desaparecido, que vivían en la serranía entre Sinaloa y Durango. Y los acaxees, pueblo vecino de los xiximes, con la conquista española desarrollaron grandes perjuicios
La Silla del Cementerio y El Gua gua Auca
Leyenda de Ecuador. Los guardias del panteón, fueron testigos de las visitas del enamorado. Decidieron colocar su silla en su tumba. El idilio de amor que tuvieron Josef y Elizabeth fue verdadero. Dos extranjeros y su repentino