La esquina del Niño Aparecido de Mérida
Leyenda de Mérida Yucatán. En una calle que tomaba el camino a Caucel (ahora 49 x 68) había una casa con estructura más grande que las otras, que eran de paja o de barro, como decían, esta casa era de “mampostería y teja” en su
El Cementerio General y su alma en pena
Mérida Yucatán. Fue construido en la Hacienda ganadera San Antonio X-Coholté, en el Camino Real a San Francisco de Campeche en el año 1821. Tiene dos caminos la av. De los sindicatos y la av. De los mausoleos. Se encuentra muchas
La leyenda: Sansón y Dalila.
Leyenda Bíblicas. Sansón fue bendecido por Yahveh al darle una fuerza sobrenatural, cuando crece se vuelve mazireo era abstemio y no podía cortarse el pelo, su mujer insistía en que le diga el secreto de su fuerza descomunal él le
La Santa de Cabora. La Niña de Cabora es Teresa Urrea
Leyenda de Sinaloa. Una figura que tuvo mucha influencia en personas hasta que se convirtió en una leyenda, ella es Teresa Urrea. Su vida y muerte es una enseñanza en el ámbito religiosos y político que varios estados la recuerdan como
El ahorcado del panteón de Hocabá
Leyenda de Yucatán. Los pobladores, aseguran a ver visto a un hombre colgado en un árbol que está dentro del panteón, enseguida lo reportan a las autoridades, cuando llegan no hay nadie. Se dice, que los ahorcados están condenados a
El tesoro de La Joya: Un alma en pena pide ayuda
Leyenda de Zacatecas. En la localidad de Fresnillo por la minería, atraía a cientos de aventureros y mercaderes, según decían que sacaban oro y plata “a flor de tierra”. Era el año 1585 y habían descubierto las minas de San
La Tumba, encadenada para que los restos no salieran
Leyenda de Sinaloa. Los enterraron en la misma caja y los sepultaron. Pero al día siguiente aparecían los cuerpos tirados en la calle, lejos del panteón, alguien sacaba los restos para que no descansaran en paz. Era el año 1890, en
La Silla del Cementerio y El Gua gua Auca
Leyenda de Ecuador. Los guardias del panteón, fueron testigos de las visitas del enamorado. Decidieron colocar su silla en su tumba. El idilio de amor que tuvieron Josef y Elizabeth fue verdadero. Dos extranjeros y su repentino